Un relámpago cayó en el desierto. Se arropó con una sábana de arena y viajó al centro del planeta. Pasados tres días, nació una planta exótica. Vinieron de todos los confines de la Tierra a venerarla. Su tallo transparente dejaba ver la electricidad en movimiento, sus hojas diminutas expulsaban destellos multicolores.
Era imposible tocarla, los agresores se pulverizaban al intentarlo. Pasaron cuarenta días y una estrella fugaz roció con agua bendita sus filamentos. El sol con sus tentáculos acarició la llegada de los retoños, cientos de bombillitas intermitentes sonreían al cielo. Se hizo la luz… y la palabra.
Me recuerda un poema de Gioconda Belli, uno de cuyos versos dice “el tiempo nos ha vaciado de fulgor/pero la oscuridad sigue poblada de luciérnagas”. Saludos.
Gracias por tu apoyo a mi trabajo. Un abrazo amigo Santiago!!!
Me encanta!!!
Y me encanta la referencia de Santiago!!!!
Gracias amigos, qué bueno que se lo disfruten!!!
Ya suman tres los que se deleitan por este escrito. ¡Bravo!
Bueno los que comentan, si le das like entran en el grupo de los 20 que lo han hecho, jajaja…
Me ha gustado mucho tu relato, felicidades.
Gracias por tu comentario. Un abrazo desde el Caribe!!!
Hay horas en el día en que un relato tuyo tiene que ser leído…
Un gran abrazo!
Wow Rubén, me siento honrado y emocionado de ese comentario tan significativo para mí. Considero tus escritos muy buenos, serios y auténticos. Gracias hermano, un abrazote desde mi islita!!!
muy bien poeta
me encanto
Gracias Doris, un fuerte abrazo!!!
abrazos!!
Muy hermoso. Gracias.
Gracias a ti! 🙂