Cuento corto: EL ANTIBIÓTICO DESORIENTADO

Entré a su cuerpo adolorido, con alta temperatura y con escalofríos que no dejaban que me deslizara con facilidad por la pendiente empinada del tracto respiratorio. Luego de batallar con las olas tormentosas de sangre por las venas me dirigía a los pulmones que estaban enfermos, en especial, al izquierdo que estaba a punto de colapsar. La corriente sanguínea me dio nauseas y vértigos y sin querer me extravié, yendo a parar al ventrículo derecho del corazón. Me desesperé porque Ismael tenía pulmonía doble y podía sorprenderlo una muerte inminente. Así que me detuve a pedir ayuda al corazón para que me orientara cómo llegar a los pulmones, necesitaba un atajo. Pero el corazón no me respondía, lloraba desconsolado sin respirar. Advertí que cascadas de lágrimas desembocaban con arritmia en los bronquios y pulmones. Entonces recapacité y traté de consolar al corazón, pero fue inútil. Sabía que la razón de la inundación pulmonar era causada por el llanto descontrolado del corazón. Así que me deslicé sin perder más tiempo por el chorro de lágrimas y por fin llegué a mi objetivo. Logré detener después de unos días la pulmonía.

A los siete días, Ismael murió. No fue de pulmonía ni de un ataque cardíaco. Él murió de tristeza por un mal de amores agudo, triple, un suceso completamente irracional. Todavía la medicina tradicional ni la natural ha logrado descubrir un antibiótico efectivo para este mal que resulta endémico en el mes de febrero.

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Imagen sacada de Internet, se desconoce autor.